Antonio –Mmmm, no, todo cumple su ciclo, hasta la yerba.
Osvaldo -¿Vos de qué te escapaste?
Ámbar -De una culebrilla que me agarré en diciembre.
Osvaldo -¿Cómo?
Ámbar -Es que me andaba picando el pensamiento, me rascaba, me
rascaba porque no me dejaba tranquila, se me dibujó una viborita de puntitos
rojos en la panza, me asusté, me chiflé y me vine a volcarlo a la mar.
Osvaldo -No le quites seriedad a mis preguntas, te estaba hablando
bien.
Ámbar -Yo también, te lo juro, no te hablo mal. ¿Ves esa ola que
revienta? Bueno, mejor no te metas ahí que dejé rugiendo unas ideas terribles.
Antonio -¡Divino! Es decir, te sacaste el revoltijo de adentro, lo
dejaste rodando ruidoso y ahora podés empezar otra vez, podés empezar a sentir
con sentimientos nuevos. De eso es de lo que te estaba hablando, es cíclico.
Ámbar -No, eso quisiera, pero fijate que la mar te trae todo de
vuelta. No estamos hablando de nuevos ciclos, diferentes, en todo caso es cíclico
porque se repite. Lo tirás, rueda a tus pies, se te trepa, lo tirás, rueda a
tus pies, se te trepa, lo tirás, rueda a tus pies, se te trepa y así sucesivamente,
siempre con uno. Puff!
Osvaldo -¿Por qué no hablamos todos en español?
Antonio -Estamos hablando en español.
Ámbar -Son los mismos sentimientos machacados.
a esta altura se hace un poco tarde decir bienvenida! o felicitaciones por la inauguración, pero muy de mí lo digo igual ahora
ResponderEliminary a esta altura ya me re enganché en las vueltas de ticuna, contame como sigue!!