viernes, 6 de abril de 2012

Son los mismos, machacados

Ámbar -Sí, pero yo extrañaría tu mate, tengo esa manía de aferrarme. Insistiría, terca, pondría la yerba en un trapito al sol para cuando se seque arrancar la ronda otra vez.
Antonio –Mmmm, no, todo cumple su ciclo, hasta la yerba.
Osvaldo -¿Vos de qué te escapaste?
Ámbar -De una culebrilla que me agarré en diciembre.
Osvaldo -¿Cómo?
Ámbar -Es que me andaba picando el pensamiento, me rascaba, me rascaba porque no me dejaba tranquila, se me dibujó una viborita de puntitos rojos en la panza, me asusté, me chiflé y me vine a volcarlo a la mar.
Osvaldo -No le quites seriedad a mis preguntas, te estaba hablando bien.
Ámbar -Yo también, te lo juro, no te hablo mal. ¿Ves esa ola que revienta? Bueno, mejor no te metas ahí que dejé rugiendo unas ideas terribles.
Antonio -¡Divino! Es decir, te sacaste el revoltijo de adentro, lo dejaste rodando ruidoso y ahora podés empezar otra vez, podés empezar a sentir con sentimientos nuevos. De eso es de lo que te estaba hablando, es cíclico.
Ámbar -No, eso quisiera, pero fijate que la mar te trae todo de vuelta. No estamos hablando de nuevos ciclos, diferentes, en todo caso es cíclico porque se repite. Lo tirás, rueda a tus pies, se te trepa, lo tirás, rueda a tus pies, se te trepa, lo tirás, rueda a tus pies, se te trepa y así sucesivamente, siempre con uno. Puff!
Osvaldo -¿Por qué no hablamos todos en español?
Antonio -Estamos hablando en español.
Ámbar -Son los mismos sentimientos machacados.

1 comentario:

  1. a esta altura se hace un poco tarde decir bienvenida! o felicitaciones por la inauguración, pero muy de mí lo digo igual ahora
    y a esta altura ya me re enganché en las vueltas de ticuna, contame como sigue!!

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