martes, 23 de octubre de 2012

Fakin nostálgica


Fakin nostálgica
se conecta a feisbuki
desde Brasil
para ver viejas fotos del mar
para derramar un lagrimón
para decir allá vos
para verse toda amarilla de sol
otra vez
a un paso de la playa.

Fakin nostálgica

se ríe de amor
y llora.

viernes, 11 de mayo de 2012

Quemarse


Me vine a la playa porque sentía que algo me quemaba adentro.
-Te estás escapando! –me dijo una amiga que me crucé camino a la terminal.
-No, estoy dando un paso, dos, tres, cuatro, le estoy buscando un término.
-¿Un punto hasta dónde llegar?
-Una palabra.

Por andar acostada arriba de espejos, arriba del cielo echo pedazos, en la playa me quemo más.
Quemarse, concentrar las impresiones de los rayos solares que te señalan mediante un veloz y continuo zigzag eléctrico. Aglutinar y encenderse. Mostrarlo en la piel. Así, como con la vergüenza pero en otro tono, cálido, pero más amarillo.
Quemarse, decir algo de lo que después nos vamos a arrepentir, decirlo en un instante de repente como un disparo como fuego como sangre, caer en la cuenta, sonrojarse con la evidencia, con el incipiente abatimiento ponerse colorá, exponerse colorá. Así, como un bronceado pero en otro tono, situado, rojo camarón.
Quemarse, por una tensión excesiva, arder.
 Voy a volver como una brasa, negra carbón. 

lunes, 30 de abril de 2012

Así es como nace la arena


Pausas. Algo inconcluso. Suspenso. Un tiempito para qué, preguntó Ámbar y se fue. Qué pasó esa noche, qué pasó en la playa, qué pasó mucho antes de llegar ahí. Nadie sabe nada, nadie dice nada, nadie oculta nada. Hace rato que partió.

Se me cayó un espejo al piso, y me vi reflejada en pedacitos. Se me partió el corazón, comentó con una risa ridícula. Si juntás los trozos de vidrio con una palita y lo tiras afuera vas a ver fragmentos de cielo azul, ahí, a donde estaba uno antes viéndose. Si pisás y pisás y pisás con paso fuerte sobre superficie maciza vas a triturar los pedacitos hasta hacerlos arena. Así es como nace la arena. Uno se pregunta cómo puede haber playas tan inmensas y bonitas, sin advertir que está descansando sobre un montón de imágenes trituradas, machacadas, desplazadas. Que irónico, no? Irse a la playa para quitarse de encima una pila de representaciones y después dormir, leer, relajarse sobre otras que ya están viejas, que ya están usadas, despedidas, abandonadas.

Ahora, si no es en la mar, si no es en la playa, ¿en qué parte de todo este paisaje es que aparece algo nuevo? ¿dónde está lo que uno busca para empezar otra vez desde un inédito lugar?

lunes, 9 de abril de 2012

La cinta está rallada


Stop. Rebobinando. Replay. Pausa. Imaginate que esto es una vieja casetera, de esas donde se puede volver atrás, volver a ver, repetir incluso en cámara rápida con la cinta rodando vertiginosa, donde la película se sucede a los saltos sin que uno tenga tiempo de procesar cada acto, todo a las corridas en una chorrera de episodios con voces distorsionadas. Play. Se enrocan en mantas ralladas ruge el mar corren por las dunas irrumpen en casa los reciben radiantes gritos guitarras respiran ríen comen y charlan, maní recubierto pimientos rojos  huevos  rúcula queso hongos parrilla, charlando comiendo se matan de risa, racionan irracionales beben cerveza entregan la tarde conversan relucientes, poco lúcidos rajan por la noche respiran ráfagas de aire, basta de rabias basta, corre a la mar en la madrugada, se tira al agua, raspa con un montón de pececitos nocturnos que se encienden fluorescentes con el rose, ríe tormentosa truena, hay rayos, hay lluvia. Stop. La cinta está rallada, la pantalla llueve ruidosa, se abre un gran paréntesis, un agujero negro se traga una parte oscura y al fin. No recuerda nada. Amaneció en una roca. Despierta dolorida con una terrible jaqueca, lejos,  sintiendo que el cuerpo le habla.

domingo, 8 de abril de 2012

Esto es una cosa de locos


-Estudiaba psicología en Rosario, sin descanso, hasta que casi me agarra un patatuf! Me vine a pasar el verano acá con una tía, una hippie sesentona que se fue hace unas semanas. Me prestó la casa por unos meses porque me dieron ganas de un otoño en la playa. No, estuve laburando en un hostel. Calculo que me quedo hasta julio, en algún momento quiero volver y seguir con la carrera, pero ya sin apuro.

-Me peleé con mi novio. Estábamos viviendo juntos desde hace cinco años y se fue, con otra. Se me aparecía en todas partes, en los estantes, en el ropero, en la alacena, en la cama, en cada rincón. Me reventó, anduve como un globo desinflado desde noviembre, aplastada en un sillón con el televisor prendido, miraba todos los documentales habidos y por haber, programas de cocina, telenovelas venezolanas, películas en blanco y negro, románticas, de esas extremadamente, cómo decirlo, de esas donde hay de fondo fuentes de plaza, luna llena, y gestos tan poco reales, como un pie que se levanta con un beso, por supuesto, un pie con zapato de taco alto, un bajón. Lloré, lloré mares y al final me vine al mar, qué irónico, no?

-La llamé una tarde desde el parque. Me había comprado una carpa, fui a probarla, me emocioné al ver como lucía, me metí adentro y la llamé. Le dije, adiviná dónde estoy, obvio, no le pegó, entonces feliz le conté, nos vamos de viaje. No se me ocurrió otra cosa para sacarla del pozo en el que se hundía. Tomate licencia y armá la mochila que nos vamos a acampar. Yo aproveché que todavía no me había tomado mis días, no hubo mambo con la patrona, además por esta fecha el laburo en el local de decoración anda re light. Así que partimos, el jueves pasado.

-Iba a viajar sola, al principio. Por ahora, profesora de gimnasia aeróbica. Me fascinan los deportes, pero tengo unos problemitas con el cuerpo, me lesiono cada dos por tres. La natación me encanta, me gustaría ser guardavida, pero no me puedo sumergir ni dos metros en el agua porque se me revientan los oídos. No puedo entrenar. No, desempleada, ya voy a ver. Es lo que te comentaba, me desgarré por tercera vez y dejé el instituto. Ahora estoy recorriendo Uruguay, tirando por un mes.

-Me sumé a última hora. Me comí todo enero en casa, una desolación. Sí, pasaste por allá y conociste la casita de Tucumán, pero sabés qué, yo tengo mi propia casita de Tucumán, en general, los tucumanos tenemos nuestra casita de Tucumán, no serán históricas, pero tienen más de una historia. Mi historia. Duermo hasta las tres, curso de noche, estudio a la madrugada. Me bancan mis viejos. Este año me recibo y empiezo un doctorado, y a trabajar, sin duda.

-Yo vendí la casa de Sídney y con el dinero que recaudé decidí viajar por toda América durante un año. Yo estuve en Argentina antes. No, yo no tengo casa, yo no tengo otra casa. Mi casa ahora es América. Tristeza? Por qué? La gente es mucho amable aquí. Buenaso! Treinta y tres. Después, yo no lo sé. Yo voy a viajar un año por toda América.

-Tres años de servicio militar obligatorio, allá funciona así, son las reglas, las leyes, hombres y mujeres sin excepción. Tuve suerte. Me gustaba cocinar y tuve suerte, porque la mayor parte del tiempo que estuve en el ejército estuve en la cocina. No, todo el tiempo no, el entrenamiento es obligatorio y es muy duro. La cocina fue una salida, me hizo bien a la mente. Me hice chef. Trabajo en un restaurant famoso, en Israel, y me tomo vacaciones de tres meses. Vine a probar recetas. Cociné asado. Lo que más me gusta? El chorizo. Comería chorizo todas las comidas!

-Queríamos conocer. Justo hubo una promoción de vuelos, desde hace un año que lo estamos pagando. Harto viaje! Novios, mmmm, desde hace nueve años. El hueón me aguantai! Todavía nos queda un ratico más, lo estamos pasando riquísimo, oigan, cada cabro bellísimo encontramos. Macanudos se dice? Piolas?

-Peludísimo todo! Che, a lo argentino, me pasan una pilsen antes de que se me caliente el pico. Sí, vamos por otra tanda más. 



Bienvenida a la casa de los locos



Esa siesta cruzaron al Cabo los tres. Se ataron toallas a la cintura, se enroscaron mantas a modo de turbantes en la cabeza, las dejaron caer por los hombros, por el torso hasta los pies. La arena estaba caliente, africaba contra los cuerpos ocultos, había viento. Cruzaron al Cabo los tres. Se murieron de sed. Golpearon la puerta de una casita bien rústica, no había nadie. Tocaron una segunda vez y de golpe la puerta golpeó contra la pared al mismo tiempo que una chica gritó bienvenida a la casa de los locos mezclando el alarido de su voz chillona con acordes de guitarra melodiosamente acelerados. El silencio previo fue suspendido por un tumulto de voces insospechado que emergía de la habitación contigua. Adentro eran muchos más. En el cuarto que hacía de corazón del hogar se acurrucaban una pareja de chilenos,  un Israelí, un australiano, dos tucumanas, dos rosarinos, tres con ella. Tomaban cervezas tibias, bebían, se embebían en esa pieza donde el calor del sol hacía eco. Se quitaron un poco de ropa para hacerse lugar entre las miradas desconocidas y sumergidos en largas conversaciones se integraron a la ronda. 

viernes, 6 de abril de 2012

Son los mismos, machacados

Ámbar -Sí, pero yo extrañaría tu mate, tengo esa manía de aferrarme. Insistiría, terca, pondría la yerba en un trapito al sol para cuando se seque arrancar la ronda otra vez.
Antonio –Mmmm, no, todo cumple su ciclo, hasta la yerba.
Osvaldo -¿Vos de qué te escapaste?
Ámbar -De una culebrilla que me agarré en diciembre.
Osvaldo -¿Cómo?
Ámbar -Es que me andaba picando el pensamiento, me rascaba, me rascaba porque no me dejaba tranquila, se me dibujó una viborita de puntitos rojos en la panza, me asusté, me chiflé y me vine a volcarlo a la mar.
Osvaldo -No le quites seriedad a mis preguntas, te estaba hablando bien.
Ámbar -Yo también, te lo juro, no te hablo mal. ¿Ves esa ola que revienta? Bueno, mejor no te metas ahí que dejé rugiendo unas ideas terribles.
Antonio -¡Divino! Es decir, te sacaste el revoltijo de adentro, lo dejaste rodando ruidoso y ahora podés empezar otra vez, podés empezar a sentir con sentimientos nuevos. De eso es de lo que te estaba hablando, es cíclico.
Ámbar -No, eso quisiera, pero fijate que la mar te trae todo de vuelta. No estamos hablando de nuevos ciclos, diferentes, en todo caso es cíclico porque se repite. Lo tirás, rueda a tus pies, se te trepa, lo tirás, rueda a tus pies, se te trepa, lo tirás, rueda a tus pies, se te trepa y así sucesivamente, siempre con uno. Puff!
Osvaldo -¿Por qué no hablamos todos en español?
Antonio -Estamos hablando en español.
Ámbar -Son los mismos sentimientos machacados.