-Estudiaba psicología en Rosario, sin descanso, hasta que casi
me agarra un patatuf! Me vine a pasar el verano acá con una tía, una hippie sesentona que se fue hace unas semanas. Me prestó la casa por unos meses porque me dieron
ganas de un otoño en la playa. No, estuve laburando en un hostel. Calculo que
me quedo hasta julio, en algún momento quiero volver y seguir con la carrera,
pero ya sin apuro.
-Me peleé con mi novio. Estábamos viviendo juntos desde hace
cinco años y se fue, con otra. Se me aparecía en todas partes, en los estantes,
en el ropero, en la alacena, en la cama, en cada rincón. Me reventó, anduve
como un globo desinflado desde noviembre, aplastada en un sillón con el
televisor prendido, miraba todos los documentales habidos y por haber,
programas de cocina, telenovelas venezolanas, películas en blanco y negro, románticas,
de esas extremadamente, cómo decirlo, de esas donde hay de fondo fuentes de
plaza, luna llena, y gestos tan poco reales, como un pie que se levanta con un
beso, por supuesto, un pie con zapato de taco alto, un bajón. Lloré, lloré
mares y al final me vine al mar, qué irónico, no?
-La llamé una tarde desde el parque. Me había comprado una
carpa, fui a probarla, me emocioné al ver como lucía, me metí adentro y la
llamé. Le dije, adiviná dónde estoy, obvio, no le pegó, entonces feliz le
conté, nos vamos de viaje. No se me ocurrió otra cosa para sacarla del pozo en
el que se hundía. Tomate licencia y armá la mochila que nos vamos a acampar. Yo
aproveché que todavía no me había tomado mis días, no hubo mambo con la patrona,
además por esta fecha el laburo en el local de decoración anda re light. Así
que partimos, el jueves pasado.
-Iba a viajar sola, al principio. Por ahora, profesora de
gimnasia aeróbica. Me fascinan los deportes, pero tengo unos problemitas con el
cuerpo, me lesiono cada dos por tres. La natación me encanta, me gustaría ser
guardavida, pero no me puedo sumergir ni dos metros en el agua porque se me
revientan los oídos. No puedo entrenar. No, desempleada, ya voy a ver. Es lo que te comentaba, me desgarré por
tercera vez y dejé el instituto. Ahora estoy recorriendo Uruguay, tirando por
un mes.
-Me sumé a última hora. Me comí todo enero en casa, una
desolación. Sí, pasaste por allá y conociste la casita de Tucumán, pero sabés
qué, yo tengo mi propia casita de Tucumán, en general, los tucumanos tenemos
nuestra casita de Tucumán, no serán históricas, pero tienen más de una
historia. Mi historia. Duermo hasta las tres, curso de noche, estudio a la
madrugada. Me bancan mis viejos. Este año me recibo y empiezo un doctorado, y a
trabajar, sin duda.
-Yo vendí la casa de Sídney y con el dinero que recaudé decidí
viajar por toda América durante un año. Yo estuve en Argentina antes. No, yo no tengo
casa, yo no tengo otra casa. Mi casa ahora es América. Tristeza? Por qué? La gente
es mucho amable aquí. Buenaso! Treinta y tres. Después, yo no lo sé. Yo voy a viajar un año por toda América.
-Tres años de servicio militar obligatorio, allá funciona
así, son las reglas, las leyes, hombres y mujeres sin excepción. Tuve suerte.
Me gustaba cocinar y tuve suerte, porque la mayor parte del tiempo que estuve
en el ejército estuve en la cocina. No, todo el tiempo no, el entrenamiento es
obligatorio y es muy duro. La cocina fue una salida, me hizo bien a la mente. Me
hice chef. Trabajo en un restaurant famoso, en Israel, y me tomo vacaciones de
tres meses. Vine a probar recetas. Cociné asado. Lo que más me gusta? El
chorizo. Comería chorizo todas las comidas!
-Queríamos conocer. Justo
hubo una promoción de vuelos, desde hace un año que lo estamos pagando. Harto
viaje! Novios, mmmm, desde hace nueve años. El hueón me aguantai! Todavía nos
queda un ratico más, lo estamos pasando riquísimo, oigan, cada cabro bellísimo
encontramos. Macanudos se dice? Piolas?
-Peludísimo todo! Che, a lo argentino, me pasan una pilsen antes de que se me caliente el pico. Sí, vamos por otra tanda más.