viernes, 11 de mayo de 2012

Quemarse


Me vine a la playa porque sentía que algo me quemaba adentro.
-Te estás escapando! –me dijo una amiga que me crucé camino a la terminal.
-No, estoy dando un paso, dos, tres, cuatro, le estoy buscando un término.
-¿Un punto hasta dónde llegar?
-Una palabra.

Por andar acostada arriba de espejos, arriba del cielo echo pedazos, en la playa me quemo más.
Quemarse, concentrar las impresiones de los rayos solares que te señalan mediante un veloz y continuo zigzag eléctrico. Aglutinar y encenderse. Mostrarlo en la piel. Así, como con la vergüenza pero en otro tono, cálido, pero más amarillo.
Quemarse, decir algo de lo que después nos vamos a arrepentir, decirlo en un instante de repente como un disparo como fuego como sangre, caer en la cuenta, sonrojarse con la evidencia, con el incipiente abatimiento ponerse colorá, exponerse colorá. Así, como un bronceado pero en otro tono, situado, rojo camarón.
Quemarse, por una tensión excesiva, arder.
 Voy a volver como una brasa, negra carbón.